En el núcleo de toda manifestación artística se plantea la duda sobre qué posibilidades dispone la pintura en la época de la tecnología digital y la globalización, sobre su posición frente a los nuevos medios visuales (agudizada desde la intervención de la imagen fotográfica).
¿Sigue siendo posible la pintura en sí misma? ¿Puede lo “manual” volver a desempeñar un papel? ¿Cuál es su lugar presente y futuro en el mundo mediático?
Helmut Ditsch nació en Buenos Aires en 1962 y la prematura muerte de su madre le produjo un trauma.
“Desde que murió mi madre me he dedicado al tema de la muerte y la naturaleza. ¿Qué es la muerte? ¿Qué es la naturaleza? Soy alguien que en vez de creer, prefiere saber todo lo que tiene que ver con cuestiones tan elementales. La búsqueda de esas verdades me ha servido de motivación hasta el día de hoy, en mi vida y en mi pintura.
El efecto y la fuerza de las imágenes son también resultado de un discurso conceptual de la pintura. La obra nace de la contemplación espiritual y visual de la naturaleza. Una vez en el atelier, las fotografías y los bosquejos hechos en el lugar se transforman en una herramienta más. Pero lo fotográfico pronto se ve superado. Ditsch no se somente a ninguna concepión pictórica, ni naturalista, ni realista. La fotografía sólo sirve como vehículo de una técnica y no guarda conexión con el acto de ver propiamente dicho. «No me asusta el contacto con la fotografía, dejo que ella haga lo que mejor sabe y yo prosigo donde ella termina”, se expresa el artista.
“Intento conseguir una simbiosis entre el modo físico de experimentar
la naturaleza y su traducción mental en pintura”
En la naturaleza no existe lo feo, todo funciona y es armonioso. Siempre quise transmitir esa sensación de ser tan pequeño y consciente de que todo lo hermoso que vemos no lo podemos comprender. Con el tiempo descubrí que es una ley, muy compleja pero que abarca todo lo que percibimos como bello. Para que una creación del hombre sea una obra de arte debe seguir esas leyes: no alcanza con saber dibujar un caballo, el dibujo debe ser estético.”
“En dos galerías porteñas donde expuse en el ’83 querían determinar qué tenía que pintar, el formato y el precio. Por un cuadro me pagaron 150 dólares y descubrí que lo habían vendido en 350. Para pintar así prefiero ser campesino, estar con los pájaros o escalar”,
“No soy ni fotorrealista, ni hiperrealista, mi base es mi propia experiencia, mi propia vida”
LA PÁGINA OFICIAL DE HELMUT DITSCH ES: http://www.helmut-ditsch.com/